oct. 28, 2016

 

Las personas sufren cambios físicos, de ánimo, energía y sueño cuando cambia la estación.

(CCM Salud) – Las variaciones de las condiciones atmosféricas vinculadas al cambio de estación, producen alteraciones físicas y mentales. La reducción progresiva de luz solar que tiene lugar a partir de otoño origina un cambio en la producción de hormonas por parte del cerebro generando más sueño o tristeza. En cambio, la llegada de la primavera trae consigo un incremento de la temperatura y más horas de sol, responsable este último de los cambios hormonales que favorecen estados de ánimo positivos y una mayor actividad sexual.

Estudios realizados en los años noventa en la Universidad de Southampton, Inglaterra, revelaron que al menos el 90 % de los adultos sufren ligeros cambios en el estado de ánimo, energía y sueño cuando cambia la estación. Dichos estudios sirvieron de base para profundizar en el término Trastorno Afectivo Estacional (TAE).

En el otoño, la reducción del tiempo de luz solar hace que el cerebro aumente la producción de la melatonina, una hormona que regula el sueño. Esta es la causa de que tengamos más sueño, peor ánimo, más hambre y más frío. Por otra parte, algunas investigaciones han constatado la relación entre disminución de luz solar y niveles bajos de serotonina (la hormona del humor) en el cerebro, lo que nos haría estar más tristes.

Varios estudios han llegado a la conclusión de que la humedad perjudica a las personas con artritis, mientras que el frío intenso y la baja presión atmosférica acentúan el dolor en las articulaciones de los reumáticos.

Por el contrario, con la llegada de la primavera se produce un aumento de las horas de luz y sol. Desde un punto de vista médico, el sol está implicado en el metabolismo de la vitamina D, que favorece la inmunidad ante enfermedades. En efecto, este astro es, en gran medida, responsable de los cambios hormonales que favorecen estados de ánimo positivos y una mayor actividad sexual.

Algunas personas necesitan un tiempo para adaptarse a este cambio de luz y experimentan cansancio, tristeza y falta de energía, es lo que se conoce como astenia primaveral. La primavera es también la estación del año en la que la mayoría de la plantas empieza el proceso de polinización dando lugar a la aparición de las alergias.

Por último, el cambio de hora que tiene lugar dos veces al año nos somete a “un esfuerzo adaptativo notable” y “el cuerpo a veces tarda una semana y hasta dos en recuperar su ritmo habitual”, asegura el doctor Bulbena, catedrático del Hospital del Mar de Barcelona